#2
Vuelvo a tientas al soneto, de nuevo me mojo y corro, tanteo tu piel y lato, y choco contra la manta, me destruyo, desaprendo, mas no parto de cachorro: tengo callos de ventaja, tu saliva en la garganta. Te persigo en cada verso y estás al final del porro pierdo el aliento buscándote y el humo se me atraganta cargo la rima, disparo y en cualquier alma me meto. No obstante, cada palabra tiene una dueña, mi santa Entre las plegarias de mis voces brotan las esporas, hurgo rabioso en mi espíritu; y las lanzo con la saña de quien se manosea la faringe hasta que vomita. Me exprimo, extraigo lunas del reflejo de tus horas: en paz te entrego mis luces y entonces nada me daña: Y me tanteo y persigo; y vuelvo y todo me agita.
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